Acabo de
concluir la lectura de "El Guardián del Cielo", segundo libro del escritor
malagueño, Antonio Gómez. En ocasiones leemos historias que nos remueven el alma
por dentro, que hacen sentirnos indignados hasta la médula, tristes, apenados
ante la injusticia y con ganas de meternos en la trama, intervenir y cambiar el
rumbo de la novela, al menos hacer algo para que los protagonistas a los que
llegamos a amar, no sufran de esa manera, y nos sentimos impotentes ante los
padecimientos de sus desdichadas vidas.
Y yo me pregunto ¿Es bueno un libro que nos haga sentir tan mal? No tengo ninguna duda, precisamente eso es lo que convierte a un texto en una verdadera obra literaria, lo opuesto sería que la trama te deje indiferente, no te identifiques con nadie y te pierdas o divagues al leer sus páginas. Un buen libro te debe envolver y hacerte sentir toda suerte de sensaciones, sean buenas o malas.
Y yo me pregunto ¿Es bueno un libro que nos haga sentir tan mal? No tengo ninguna duda, precisamente eso es lo que convierte a un texto en una verdadera obra literaria, lo opuesto sería que la trama te deje indiferente, no te identifiques con nadie y te pierdas o divagues al leer sus páginas. Un buen libro te debe envolver y hacerte sentir toda suerte de sensaciones, sean buenas o malas.
En el caso del Guardián del Cielo a mi me
dejó una impresión semejante a la que me dejó el célebre "Los santos
inocentes", de Miguel Delibes, salvando las distancias, claro. También nos trae
un leve recuerdo, por aquello de lo de las vidas cruzadas a, "Los miserables", de
Victor Hugo. Ambas obras nos muestran la vida llena de injusticias
desavenencias, encuentros, coincidencias trágicas y otros detalles que marcan
definitivamente al lector.
Antonio Gómez hace esto con un lenguaje purista, deleitable a los sentidos y en ocasiones casi poético, pero
comprensible. Un texto de largas frases, pero
que sin embargo logra que se haga ágil la lectura. Esta te arrastra, te lleva
hacia un camino incierto, pero eso es precisamente el valor de esta historia.
Es curioso, no te dice donde transcurre, ni en qué país, lugar, ni época, solo
imaginas que se trata de tiempos pasados en esa etapa cuando los que los que
manejaban el poder, controlaban, engañaban, manipulaban y actúan a placer,
mientras tomaban decisiones injustas hacia los más desfavorecidos… Un momento,
¿no suena eso demasiado actual? Lamentablemente sí, porque si bien por el
lenguaje, los detalles y las formas, se descubre rápido que la novela está ambientada en otro periodo
de tiempo, es una metáfora de lo que seguimos viviendo en nuestros tiempos, donde
lo bueno se considera malo y los débiles son tratados injustamente, mientras lo
malo en ocasiones se presenta como lo correcto y justo.
La impronta de
esta novela es su lenguaje tan bien pulido, de agradable lectura, como he
dicho antes una prosa casi poética. El guardian del
cielo logra esto contando una historia conmovedora sobre María y su estirpe, la vida de unos campesinos pobres, inocentes, pero de gran bondad, cuyas vidas resultarán manipuladas por los que se suponen guardianes del bien, haciendo que cada encuentro o cruce de caminos, signifique un nuevo varapalo en su vida. No puedo contar nada más de la trama, pues al estar
tan llena de matices, si la simplifico demasiado no se comprendería y si me
extiendo arruinaría su emoción. Solo diré que la historia prescinde de esos héroes
que mucha gente necesita encontrar, pero que en este caso no son necesarios,
pues son las cualidades personales, la perseverancia, la tenacidad, y la
coherencia de los personajes muy bien marcada, lo que prevalece.
Recomiendo este
libro, pues vale la pena ahondar en su bella prosa y encontrar una historia
original y que te hace pensar en muchas cosas, te emociona y te envuelve.
De venta en La casa del libro
De venta en La casa del libro