Para
compensar el disfrute de unas inolvidables y placenteras vacaciones de verano, en un
lugar casi paradisiaco, me propuse leer un libro extenso pero de gran intensidad y fuerza. Un libro trágico y duro como pocos: Archipiélago Gulag de
Alexander Soljenitsin. Un libro en forma de documental contado por un testigo
presencial de los sufrimientos en los campos de concentración rusos. Son asuntos que ahora conocemos más o menos bien, pero no cabe duda que este libro fue el primero en denunciar y dar a conocer todo lo allí acontecido, con pelos y señales.
Soljenitsin fue un soldado que defendió
con orgullo y honor al ejército ruso desde su graduación como tal en 1941,
hasta su caída en desgracia en 1945, participando en momentos decisivos de la
contienda, como la "Batalla de Kursk" una de las más dramáticas de la
II guerra mundial. Pero de nada le sirvió ese fiel servicio a su nación, pues
poco antes del fin de la guerra, fue detenido y acusado de traición por
detallar en unas cartas a un amigo, las condiciones que observaba en las
granjas de occidente a medida que se adentraba en territorio alemán, que
contrastaban con la triste realidad del campesinado de su país, diezmado y
muerto de hambre, por una obsesiva producción a costa de todo, que Stalin
promovía.
Esa
"traición" a la patria, le llevó a sufrir torturas, hambre y humillación en
Lubianka y en otras cárceles de la URSS, y finalmente acabar en campos de trabajo
o gulags de diferentes partes de aquel extenso territorio, descubriendo que no fue el único que sufriera tal suerte, sino miles de soldados que habían luchado por defender su nación y que tan solo por caer en manos enemigas también fueron castigados severa e injustamente. Desde entonces se
propuso llevar a cabo un trabajo de documentación de todo lo que vio en aquel
duro periplo de su vida y se puso a escribir un relato que le llevaría años de
trabajo, la historia de los gulags soviéticos, desde sus inicios.
Este archivo documental lo concluyó
en 1967, pero lo mantuvo en secreto. No se había atrevido a publicar
Archipiélago, temiendo la censura de su país, y puesto que contenía nombres de
personas que aún vivían a las que no quería poner en peligro, prefirió mantenerlo
confidencial, si bien se esmeró en colocar copias de este a buen recaudo. Ya
había visto como algunos de sus anteriores escritos habían sido censurados,
pese a utilizar un lenguaje cuidado y camuflando bien sus críticas, ya
bastantes penalidades le habían acaecido por ellas. En 1970 fue nombrado premio
Nobel de literatura, por su labor como historiador y por la fuerza ética con la
que llevó a cabo su escritura en pro de dar a conocer las tradiciones rusas,
este galardón y reconocimiento le confirió un status de cierta seguridad sobre
su vida y obra en la URSS.
Pero en agosto de 1973, fue descubierta una copia
del texto de Archipiélago que guardaba en poder de su secretaria, Elizeta
Vornyánskaya, entonces las
cosas cambiaron radicalmente en la vida del escritor. Elizeta apareció ahorcada
en su apartamento en Moscú, tras haber sido torturada en un duro interrogatorio.
Eso lo puso en alerta y destruyó los documentos en su poder, las autoridades no
pudieron encontrar pruebas que lo incriminaran directamente, pero él sabía que
su vida allí no sería grata y ellos sabían que aquello solo podía ser obra de
ese disidente. Por fin, en 1974 fue expulsado de su país y pudo conseguir asilo
político en EEUU. Pero antes, ya había logrado enviar copias de su manuscrito a
otros lugares y el régimen soviético no pudo evitar que el libro por fin viera
la luz pública en Paris, en 1973. Soljenitsin afirma que se vio en la
obligación de publicar, antes que se tergiversara su contenido en la URSS.
Se puede decir que este fue el único
medio de vengarse de ese injusto maltrato recibido, pues en sus diferentes
viajes por lo que él llama archipiélago de cárceles o centros de reclusión y
trabajos forzosos, fue recopilando testimonios de compañeros y personas con las
que se topó, recogiendo relatos crudos, salvajes, duros y trágicos, que de otra
manera hubiesen acabado silenciados en las nieves siberianas. Por ello, este
libro es un testimonio claro y real de lo que la represión de las dictaduras
son capaces de hacer y las crueldades de las que un gobernante, Stalin, un
hombre del siglo XX fue capaz de llevar a cabo sin que nadie lo juzgara por crímenes
contra la humanidad, pese a haber matado a más personas que el más miserable de
los miserables, Hitler.
Recomiendo su lectura con paciencia
y tesón, pues es un libro muy extenso, más de 800 páginas, pero que no fui
capaz de dejar pasar ninguna, pues reconozco que con ello estaba honrando la
memoria de millones de inocentes que pudieron al menos recibir reconocimiento
en este libro.
Aquí se puede obtener en su diferentes versiones, papel, digital, nuevo y segunda mano
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