sábado, 8 de agosto de 2015

Archipiélago Gulag





Para compensar el disfrute de unas inolvidables y placenteras vacaciones de verano, en un lugar casi paradisiaco, me propuse  leer un libro extenso pero de gran intensidad y fuerza. Un libro trágico y duro como pocos: Archipiélago Gulag de Alexander Soljenitsin. Un libro en forma de documental contado por un testigo presencial de los sufrimientos en los campos de concentración rusos. Son asuntos que ahora conocemos más o menos bien, pero no cabe duda que este libro fue el primero en denunciar y dar a conocer todo lo allí acontecido, con pelos y señales.

            Soljenitsin fue un soldado que defendió con orgullo y honor al ejército ruso desde su graduación como tal en 1941, hasta su caída en desgracia en 1945, participando en momentos decisivos de la contienda, como la "Batalla de Kursk" una de las más dramáticas de la II guerra mundial. Pero de nada le sirvió ese fiel servicio a su nación, pues poco antes del fin de la guerra, fue detenido y acusado de traición por detallar en unas cartas a un amigo, las condiciones que observaba en las granjas de occidente a medida que se adentraba en territorio alemán, que contrastaban con la triste realidad del campesinado de su país, diezmado y muerto de hambre, por una obsesiva producción a costa de todo, que Stalin promovía.

Esa "traición" a la patria, le llevó a sufrir torturas, hambre y humillación en Lubianka y en otras cárceles de la URSS, y finalmente acabar en campos de trabajo o gulags de diferentes partes de aquel extenso territorio, descubriendo que no fue el único que sufriera tal suerte, sino miles de soldados que habían luchado por defender su nación y que tan solo por caer en manos enemigas también fueron castigados severa e injustamente. Desde entonces se propuso llevar a cabo un trabajo de documentación de todo lo que vio en aquel duro periplo de su vida y se puso a escribir un relato que le llevaría años de trabajo, la historia de los gulags soviéticos, desde sus inicios.


            Este archivo documental lo concluyó en 1967, pero lo mantuvo en secreto. No se había atrevido a publicar Archipiélago, temiendo la censura de su país, y puesto que contenía nombres de personas que aún vivían a las que no quería poner en peligro, prefirió mantenerlo confidencial, si bien se esmeró en colocar copias de este a buen recaudo. Ya había visto como algunos de sus anteriores escritos habían sido censurados, pese a utilizar un lenguaje cuidado y camuflando bien sus críticas, ya bastantes penalidades le habían acaecido por ellas. En 1970 fue nombrado premio Nobel de literatura, por su labor como historiador y por la fuerza ética con la que llevó a cabo su escritura en pro de dar a conocer las tradiciones rusas, este galardón y reconocimiento le confirió un status de cierta seguridad sobre su vida y obra en la URSS. 

          Pero en agosto de 1973, fue descubierta una copia del texto de Archipiélago que guardaba en poder de su secretaria, Elizeta Vornyánskaya, entonces las cosas cambiaron radicalmente en la vida del escritor. Elizeta apareció ahorcada en su apartamento en Moscú, tras haber sido torturada en un duro interrogatorio. Eso lo puso en alerta y destruyó los documentos en su poder, las autoridades no pudieron encontrar pruebas que lo incriminaran directamente, pero él sabía que su vida allí no sería grata y ellos sabían que aquello solo podía ser obra de ese disidente. Por fin, en 1974 fue expulsado de su país y pudo conseguir asilo político en EEUU. Pero antes, ya había logrado enviar copias de su manuscrito a otros lugares y el régimen soviético no pudo evitar que el libro por fin viera la luz pública en Paris, en 1973. Soljenitsin afirma que se vio en la obligación de publicar, antes que se tergiversara su contenido en la URSS.  



            Se puede decir que este fue el único medio de vengarse de ese injusto maltrato recibido, pues en sus diferentes viajes por lo que él llama archipiélago de cárceles o centros de reclusión y trabajos forzosos, fue recopilando testimonios de compañeros y personas con las que se topó, recogiendo relatos crudos, salvajes, duros y trágicos, que de otra manera hubiesen acabado silenciados en las nieves siberianas. Por ello, este libro es un testimonio claro y real de lo que la represión de las dictaduras son capaces de hacer y las crueldades de las que un gobernante, Stalin, un hombre del siglo XX fue capaz de llevar a cabo sin que nadie lo juzgara por crímenes contra la humanidad, pese a haber matado a más personas que el más miserable de los miserables, Hitler.

            Recomiendo su lectura con paciencia y tesón, pues es un libro muy extenso, más de 800 páginas, pero que no fui capaz de dejar pasar ninguna, pues reconozco que con ello estaba honrando la memoria de millones de inocentes que pudieron al menos recibir reconocimiento en este libro. 

 Aquí se puede obtener en su diferentes versiones, papel, digital, nuevo y segunda mano

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