lunes, 27 de febrero de 2017

El lado oscuro de la literatura



Se dice que un libro es un faro de sabiduría, pero no siempre es así. En ocasiones un libro puede convertirse en una guía de la criminalidad o un  catálogo de descripciones morbosas para sádicos lectores.
En el último número de  "Que leer", encontré una reseña de un libro que me llamó la atención por tratarse de un tema de gran curiosidad y misterio: Descendiendo hasta el infierno

Las profundidades de Internet o el internet oscuro es algo de lo que se habla, aunque nadie sabe a ciencia cierta si realmente existe.
Se sabe o quizás sea una leyenda urbana, que hay por debajo de los blogs, de google, de las redes sociales, de las páginas de nuestro banco, una especie de cloacas o túneles oscuros donde se realizan toda clase de ilegalidades, páginas que no aparecen en los buscadores y donde se encuentra de todo, un internet sin control, pero a la vez intentando controlar a través de los agujeros de seguridad las vidas de otros usuarios que intentan acercarse. 
Y el libro en cuestión parecía que trataba sobre el tema, desmontando mitos y explicando la realidad sobre estos asuntos.

Bien, pues en vista del tema, me decidí a comprarlo y diré que me ha dejando una extraña sensación, nada buena por cierto.
Al principio me dio la impresión de estar leyendo algo escrito por un friki obsesionado con los videojuegos macabros. Pero según avanzaba, algo me hacía creer que lo escrito allí, pudiera ser terriblemente cierto, y de ser así, es monstruosamente brutal que alguien escriba en un tono apasionado y sin mostrar el más mínimo desprecio por las cosas que describe.

La manera de relatar los supuestos hechos delictivos, me resulta repulsiva y me obliga a pasar muchas páginas sin leer, no es fácil imaginar que se pueden realizar tales brutalidades y según intento avanzar en el libro, las cosas se ponen aún peor. Pienso que si alguien es capaz de ver lo que este tipo, llamado escritor, afirma haber visto y disfrutado, tal como lo explica en su escrito, bien pudiera ser partícipe y por tanto cómplice de actos cuanto menos inhumanos y delictivos.

Por supuesto que la libertad de expresión debe existir, pero la casi apología de crímenes pedófilos y otros delitos, creo que no debería tener cabida.  Y entonces me pregunto, ¿Por qué un libro como este, que da publicidad de forma fría y neutra a brutalidades como estas, aparece en una prestigiosa revista de literatura como esta?

Recuerdo que en cierta ocasión, indicaron que no hablaban de escritores indie, ni aparecía nunca publicidad de libros de noveles, pues se limitaban a escritores de prestigio con trayectoria y sobre editoriales establecidas. Sin embargo, si uno se fía de sus reseñas, cuelan el mosquito y engullen el camello con tal de sacar tajada de los anunciantes.

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