Ahora
que vemos por los medios audiovisuales los efectos de la guerra en países como
Siria, y otras más olvidadas en Africa, (Darfur, Sudan, etc) , y contemplamos
aquellas tragedias como lejanas, salvo por el hecho de que recibimos refugiados
en nuestros países. Pero una vez que estas guerras cesan, poco sabemos cómo salen
adelante las personas que allí quedan. Los medios, una vez se acaba lo
emocionante y llamativo, los combates y las bombas, se baten en retirada y de
repente desaparecen de los telediarios lo que ocurre en aquellos lugares. Pocos
nos planteamos lo que sucede con los sobrevivientes convertidos en derrotados y
los abusos que cometerán contra la población los que llegan supuestamente
liberando al pueblo de las opresoras manos de un dictador.
Casi siempre la
población de los perdedores, sufre violaciones, abusos, pérdidas de derechos y
libertades, aparte de la escasez de una postguerra. Sabemos que la población padece sufrimientos
después de una guerra, pero desde la lejanía tan solo nos alegramos que por fin
llegue la paz y sabemos que el tiempo se encargará de sanar las heridas. No nos
hacemos la idea de lo que significa el camino de penitencia y martirio que
aquellos pasan, no, hasta que leemos libros como este.
El libro
“Una mujer en Berlín”, es un relato crudo y sincero de una de los episodios
menos conocidos y tratados de la guerra. Casi siempre, se habla de los campos
de concentración, de las millones de víctimas del régimen nazi, que por
supuesto merecen no ser olvidadas nunca por la historia. Pero lo que sufrieron
después otras cientos de miles de personas, en su mayoría mujeres que fueron
recibiendo a las tropas, sobre todo rusas, es algo indescriptible, pero por
salvaguardar su propia dignidad, muchas prefirieron callar y olvidar. De esas
personas trata el libro en cuestión.
Se
trata de un relato día a día que cuenta un periodo de tan solo tres meses, pero
lleno de los detalles suficientes para hacernos una idea de lo que supuso para
la población perdedora, aquella derrota que si bien fue merecida por el sistema
que dirigió al pueblo alemán y lo llevó hasta esos extremos, pero no lo era
para unas personas normales, comunes, como cualquiera de los ciudadanos de
otras naciones envueltas. Lo que supuso para las mujeres alemanes la llegada
del ejército ruso a Berlín, es contado de manera aparentemente fría pero por la
propia defensa de una dignidad castigada. No es un libro de guerra al uso, que
cuente batallas y luchas entre unos y otros, sino el testimonio de los que en
la ciudad, escondidos en refugios improvisados fueron testigos de los bombardeos,
del paso de soldados de un lado a otro y después de la vejatoria llegada de un
ejército ruso, donde jóvenes desbocados fueron en busca de todas clase de
pillaje, incluido el humano, que tuvieron que sufrir en sus carnes aquellas
mujeres sin poder oponer resistencia, pues eran las perdedoras y culpables de
su propio sino en la vida. Lamentablemente la historia se sigue repitiendo, una
y otra vez, en todas y cada una de las guerras que este mundo provoca y que no han
cesado desde que contamos la historia.
Recomiendo
este libro por su carácter histórico y original, al tratarse de un relato
personal, basado en el diario de una mujer que expuso lo que fue su vida en
esos tres meses, y que no quiso que su nombre figurara en el libro, quizás por
guardar su intimidad o porque pensaba que de alguna manera cualquier mujer de aquella
época lo pudiera haber escrito. Gracias al célebre escritor C. W. Ceram, quien de
alguna manera apadrinó el libro, para que este saliera a la luz y quedara como
testimonio de lo que sucedió en aquellos tiempos.
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